jueves, mayo 29, 2008

Potsdam

Como les adelantaba, el viernes salimos temprano para Potsdam, no muy lejos de Berlín y residencia de los reyes prusianos hasta 1918. En particular el parque y los castillos de Sanssouci son los más famosos y visitados (y patrimonio de la humanidad).
Hay diferentes palacios y dependencias, para cada una hay que pagar, pero sacamos la entrada de acceso a todos lados. El estilo de todo el complejo es un omnipresente rococó (imperdible la pronunciación de la audioguía en inglés!).

El primero que vimos fue propiamente el palacio Sanssouci, construido a partir de 1745 y residencia veraniega de Federico el Grande, que reinó durante casi medio siglo. Era su palacio, literalmente “sin preocupaciones”. Aunque rey de Prusia el nombre del palacio ya indica la influencia francesa de la época. Divertida una invitación para una cena real:

p/a à 6/100 = a sous p à cent sous sis = a souper à Sanssouci


De los adornos rococó lo mejorcito fue ver esculturas o pinturas de uno de los temas favoritos del rey, las Metamorfosis de Ovidio.




Visitamos la cocina (siempre una de las visitas preferidas de Nuri en lugares así…) ya ubicadas en un pabellón separado… por el riesgo de incendio, vio? Vimos también la colección de pinturas reales, medio de paso, ya que distaban de ser nuestras favoritas. Paseamos luego cruzando el amplisimo parque. En el camino entramos a la Chinesisches Teehaus (super top para invitar a las visitas a tomar el té).



Llegamos así hasta el Neues Palais palacio algo más tardío (1763) aunque mucho más grande, construido para celebrar la victoria conseguida al final de la Guerra de los Siete Años. Aunque en esta época ya comenzaba la transición al Neoclásico, sigue siendo netamente rococó (el favorito del rey). Comienza, eso sí, a notarse en la decoración de algunas de las (infinitas) salas. También se ven algunas de las modificaciones de épocas posteriores, como algún baño, un sistema de timbres, y hasta un ascensor para alguno con problema de caderas.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

El rococó está lejos de ser mi estilo. Tal vez los jardines me resultan más pasables, pero los prefiero un poco más salvajes. Coincido con Nuri en la importancia de visitar esas cocinas antiguas y fastuosas, mucho mejor que cuartos abigarrados. Muy loca la invitación a cenar, sin la "traducción" jamás la hubiera entendido. Quiero tomar el té en esa Teehause.

Anónimo dijo...

Los que serán los interiores si los exteriores son tan fastuosos. Seguro que la cocina era para admirar. Allí se debían preparar unos buenos banquetes.
Sí. yo también quisiera tomar el té con Apfelstrudel en la Teehaus.