martes, octubre 23, 2007

La Invención de Morel

Sigo leyendo mucho en mis múltiples viajes en tren. Y terminé La Invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares, esperando que empezara el recital de Soda Estereo.



Un fugitivo llega a una isla desierta, mediante indicaciones de un oscuro mercante italiano de Calcuta. En la isla hay instalaciones abandonadas y rumores sobre pestes y muerte. Al fugitivo no parece importarle, ni tiene problema alguno, más allá de los normales para su supervivencia. Pero la aparición de un gripo de personas irá trastornando su rutina. Faustine se convertirá en su obsesión. Qué es La invención de Morel? Qué tiene que ver con lo que sucede en la isla?

El principio me resulto algo forzado y poco elaborado... a la vez luego se repiten escenas algo acartonadas (aunque, justo es decir, sirven a la historia más tarde...) Partiendo de la ficción y llegando casi hasta la ciencia ficción, la historia se va haciendo más interesante hacia el final. El propio narrador termina contemplando desde la alucinación pura y dura hasta los conceptos más enrevesados que puedan explicar lo que le sucede.

La conexión más inmediata que se puede hacer es con Solaris, de Stanislav Lem, llevada también al cine por Andrei Tarkovski... Situación de aislación, una mujer y... delirio? alucinación? La invención de Morel dará las respuestas.

En el camino otras hipótesis hacen recordar al Gabinete del Dr Caligari, a Lord of the Flies (que supongo que no casualmente también transcurre en una isla), y citada incluso en el texto, la Divina Comedia. El juego entre percepción y existencia gana interés y captura la atención hasta el descenlace.

"Intenté varias explicaciones:
Que yo tenga la famosa peste; sus efectos en la imaginación: la gente, la música, Faustine; en el cuerpo: tal vez lesiones horribles, signos de la muerte, que los efectos anteriores no me dejan ver.
(...)
Se me ocurrió (precariamente) que pudiera tratarse de seres de otra naturaleza, de otro planeta, con ojos, pero no para ver, con orejas, pero no para oir.
(...)
Anoche soñé esto:
Yo estaba en un manicomio. Después de una larga consulta (¿el proceso?) con un médico, mi familia me había llevado ahí. Morel era el director. Por momentos, creía estar en la isla; por momentos, creía estar en el manicomio; por momentos, era el director del manicomio.
No creo indispensable tomar un sueño por realidad, ni la realidad por locura.
(...)
Los intrusos serían un grupo de muertos amigos; yo, un viajero, como Dante o Swedenborg, o si no otro muerto, de otra casta, en un momento diferente de su metamorfosis; esta isla, el purgatorio o cielo de aquellos muertos..."

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando la leí, no hace tantos años, no me gustó nada. Tengo algunas lecturas de ciencia ficción a cuestas, no tantas como vos, en general me engancha, pero lo que más le achaco a este libro es la falta de cariño para con los personajes, no tienen vida, son pura ficción. Puede ser lo que buscaba, pero no me gustó.