martes, junio 23, 2009

Lecturas junio 09

Germinal
Émile Zola
[1885]


Emblemática novela de Zola sobre las huelgas mineras en Francia en la segunda mitad del siglo XIX. Se destacan la viveza y minuciosidad con que Zola describe el día a día en el barrio minero, el trabajo en las minas, y de los efectos generales de la crisis industrial. Me resultaron interesantes la narrativa y dinámica destructiva de la revuelta, el descontrol, la represión.

Le puits dévorateur avait avalé sa ration quotidienne d'hommes, près de sept cents ouvriers, qui besognait à cette heure dans cette fourmilière géante...

Une autre quinzène s'ecoula. On était aux premiers jours de janvier, par des brumes froides qui engourdissaient l'immense plaine. Et la misère avait empiré encore, les corons agonisaient d'heure en heure, sous la disette croissante.

Vous voulez cinq centimes, et j'accorde que la besogne les vaut. Seulement, je ne puis pas vous les donner. Si je vous les donnais, je serais simplement fichou.... Comprenez doncs qu'il faut que je vive, moi d'abord, pour que vous viviez.



Diario de la guerra del cerdo
Adolfo Bioy Casares
[1965]


Diario de la guerra del cerdo narra los dias álgidos de una especie de guerra civil contra los viejos, una especie de combinación de Naranja mecánica y Logan's run en la Buenos Aires de mitad del siglo XX.
La historia se centra en Isidoro Vidal y su grupo de amigos (Néstor, Jimi, Dante, Lucio, Leandro), a medida que la escalada de violencia se endurece, las sospechas y la paranoia se expanden, hasta llegar al punto de desconfiar de la propia familia, vecinos, amigos...
Casares dice en el prólogo que escribió la novela cuando sintió envejecer... lo cierto es que la novela es bastante perturbadora en su concepto, pero atrapante en la ejecución.

Los
muchachos armaron, como todas las noches, la mesa de truco (...) El término muchachos, emprleado por ellos, no supone un complicado y subconsciente propósito de pasar por jóvenes, como asegura Isidorito, el hijo de Vidal, sino que obedece a la casualidad de que alguna vez lo fueron y que entonces justificadamente se designaban de ese modo.

La gente afirma que muchas explicaciones convencen menos que una sola, pero la verdad es que para casi todo hay más de una razón. Diríase que siempre se encuentran ventajas para prescindir de la verdad.

-¿Qué te pasa? (...)
-Los años, viejo, los años. El hombre astuto despliega a tiempo su estrategia contra la vejez. Si piensa en ella se entristece, pierde el ánimo, se le nota, dicen los demás que se entrega de antemano. Si la olvida, le recuerdan que para cada cosa hay un tiempo y lo llaman viejo ridículo. Contra la vejez no hay estrategia.

Toda persona que llega renueva la tristeza. Lo he comprobado. Los que ya están en el velorio aceptan la ley de las cosas: la vida sigue, no hay más remedio que distraerse; pero los recién venidos ponen en evidencia al muerto.

2 comentarios:

Silvi dijo...

Never read it. Es que lo que leí de Bioy no me inspiró mucho, pero tampoco leí tanto. Me pareció demasiado cerebral y poco sentimiento. Por lo que veo en las citas, debe ser para leerlo antes de los 45, un tanto negro para más adelante, no?

Silvi dijo...

El comentario anterior era válido para La guerra del cerdo.
En cuanto a Zola, ese naturalismo hiperrealista de la miseria, tampoco me va. Que la miseria existió, existe y existirá, pero no me da para regodearme en ella, ni en literatura ni en cine. En literatura deja la posibilidad de saltar las partes más desagradables para mí.
Felicitaciones por la lectura en francés.