domingo, enero 22, 2012

Lecturas diciembre '11

Les faux-monnayeurs
André Gide
[1925]



Esta obra de Gide es una novela dentro de una novela, o mejor dicho, la historia de una novela que nunca llega a escribirse; se encuentran múltiples narradores y puntos de vista, aunque algo forzados, me dio la impresión (nadie escribe "diarios personales" con ese nivel de detalle.) La multitud de personajes y sus complejas interrelaciones son el jugo de la novela, pero la hacen también muy laberíntica.


La précision ne doit pas être obtenue par le détail du récit, mais bien, dans l'imagination du lecteur, par deux ou trois traits, exactement à la bonne place. Je crois du reste qu'il y aurait intérêt à faire raconter tout cela par l'enfant; son point de vue est plus significatif que le mien. (...) Rien n'est plus difficile à observer que les êtres en formation. Il faudrait pouvoir ne les regarder que de biais, de profil.



Ces scènes où l'un offre plus de son coeur qu'on ne lui demande, sont toujours pénibles. Sans doute pensait-il forcer ma symapthie. 



Je n'ai jamais rien pu inventer. Mais je suis devant la réalité comme le peintre avec son modèle, qui lui dit: donnez-moi tel geste, prenez telle expression qui me convient. Les modèles que la societé me fournit, si je connais bien leurs ressorts, je peux les faire agir à mon gré; (...) Si j'avais plus d'imagination, j'affabulerais des intrigues; je les provoque, observe les acteurs, puis travaille sous leur dictée.




Esteban Echeverría
El Matadero
[1871]



Un buen libro en una edición (Edhasa) que destaca por las ilustraciones de Marcia Schwartz y Fernando Bedoya. El libro es breve y se lee rápido; se comprende un poco mejor conociendo algo del contexto histórico (rosismo), aunque hay suficientes detalles en el libro como para refrescar memorias sepultadas de años escolares, o cuando menos para que el lector inadvertido se haga una idea. Desde luego, esto es con la visión de Echeverría, ya que en definitiva se trata de una narración con una fuerte intención política y crítica -no excenta de sarcasmo- a Rosas.

Lo que hace principalmente a mi historia es que por causa de la inundación estuvo quince días el Matadero de la Convalecencia sin ver una sola cabeza vacuna, y que en uno o dos, todos los bueyes y quinteros y aguateros se consumieron en el abasto de la ciudad. (...) La abstinencia de carne era general en el pueblo, que nunca se hizo más digno de la bendición de la Iglesia, y así fue que llovieron sobre él millones y millones de indulgencias plenarias.


...el caso es reducir al hombre a una máquina cuyo móvil principal no sea su voluntad sino la de la Iglesia y el gobierno. Quizá llegue el día en que sea prohibido respirar aire libre, pasearse y hasta conversar con un amigo, sin permiso de las autoridad competente. Así era, poco más o menos, en los felices tiempos de nuestros abuelos, que por desgracia vino a turbar la revolución de mayo.


La perspectiva del Matadero, a distancia, era grotesca, llena de animación. Cuarenta y nueve reses estaban tendidas sobre sus cueros, y cerca de doscientas personas hollaban aquel suelo de lodo regado con la sangre de sus arterias. En torno a cada res resaltaba un grupo de figuras humanas de tez y raza distintas. La figura más prominente de cada grupo era el carnicero (...) A sus espaldas rebullían, caracoleando y siguiendo sus movimientos, una comparsa de muchachos, de negras y mulatas achuradoras, cuya fealdad trasuntaba las arpías de fábula...

1 comentario:

Silvi dijo...

El matadero es bueno, lo volví a leer no hace tanto. El de Gide no lo leí.