jueves, octubre 27, 2011

Regensburg

El plan era, después del concierto de Kraftwerk, ver alguno de los lugares de Baviera que aún no conocíamos. Así que nos fuimos con el tren hacia Regensburg, donde pasamos una noche. La ciudad se encuentra a orillas del Danubio, y el casco antiguo es patrimonio de la humanidad.

Vista del Salzstadel desde el puente sobre el Danubio (Steinerne Brücke)

 Lo más destacado es el Rathaus, el ayuntamiento, que funciona como museo. Su parte más vieja es del s. XIV y la más nueva es en estilo barroco. Lo más destacable es la imponente sala principal de audiencias (Reichssaal), donde durante muchos años se celebraron regularmente encuentros del Reichstag (asamblea imperial) del Sacro Imperio Romano Germánico. También impresiona la sala de tortura donde se conserva todo tal como era cuando se dejó de usar (si no me equivoco, principios del s. XVIII ?)

Sala principal de audiencias en el Rathaus

La catedral, Regensburger Dom, es de estilo gótico y tiene un frente muy interesante. Nos llamó en particular la atención la saliente en el portal, algo que no es muy habitual. Pudimos entrar también, aunque yo siempre prefiero disfrutarlas desde afuera.

Frente de la catedral de Regensburg

Como hicimos noche en un hostel, pudimos pasear tranquilos por el centro y ver negocios; era un día hábil (viernes) lo que no es muy habitual en nuestros paseos. Después de una siesta reparadora fuimos a cenar. El apartado gastronómico fue todo un logro, con dos muy buenos lugares que recomendamos: cena italiana en Da Tino, en la Haidplatz y unas cervezas en la taberna Zum Sauseneck, en Keplerstrasse. La última tiene pinta de cabaña de caza en la montaña, y es parte de un edificio muy antiguo (siglo XIV); con un dueño macanudo y clientela variopinta.

 Antiguo edificio en la Keplerstrasse donde funciona la taberna Zum Sauseneck

Y quedándonos en la Keplerstrasse, frente a la taberna... Allí se encuentra el Museo Kepler. Es que en la ciudad vivió sus últimos meses quien es uno de mis astrónomos favoritos. En realidad la ciudad no es un lugar muy significativo en lo que fue su vida y su obra; además siendo un teórico más que un práctico no dejó mucho instrumental como para llenar un museo. Sin embargo lo que sí hay es una muy interesante colección de libros, la mayoría primeras ediciones de grandes obras de la historia de la astronomía; no sólo de Kepler, sino también de otros grandes astrónomos de la época, como ser Galileo, Brahe, Regiomontanus. Unos pocos globos celestes e instrumentos (mayormente posteriores a Kepler) completan la colección del museo.

Una sala del Museo Kepler





1 comentario:

Silvi dijo...

Bien aprovechado el paseo. Muy lindo ejemplo de gótico esa catedral, y realmente curioso el portal, que se aprecia en tu foto.
Por la descripción, es de las ciudades que nos gustan, con rincones, edificios e historia. Interesante que fuera sede del Sacro Imperio. En una visita mía, pasaría por alto la sala de torturas. Pero me detendría en la cervecería, un muy lindo edificio.