El camino va bordeando el Jagst y es muy agradable. Casi llegando hay un puente cubierto de madera buenisimo. A la ida en un momento nos perdimos, doblamos para otro lado y el camino se empezo a embarrar y embarrar y cuesta para abajo. Esto gradualmente, asi que cuando se uno se da cuenta, volver al camino es un buen trabajo. Decidimos "cortar" camino subiendo la montaña, pero arrastrando las bicis y con la pendiente embarrada, en definitiva costó lo suyo salir. Pero nos pudimos recobrar y seguir camino.
Llegando a Kirchberg... milagro!... un cafe abierto! Asi que hicimos una merienda para recuperar energias y dimos la vuelta. Del pueblo en si apenas vimos algo, la gracia era el camino.

1 comentario:
Pues lo que se ve del pueblo es muy lindo. Y ese café habrá sido el merecido premio a tanto esfuerzo deportivo.
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