El jefe de la posta - Pushkin - En puntos concretos, a través del narrador, conocemos la historia del jefe de una posta, de su hija, y las desaveniencias que los separan.
¡Cómo había envejecido! (...) Contemplé su cabeza plateada por las canas, las hondas arrugas de su rostro sin afeitar desde hacía tiempo, su espalda encorvada, y no cabía en mi asombro.Gogol - La Nariz - Cuento delirante, pero la verdad que no me gustó.
Chertapkanov y Tredopuskin - Turgueniev - Nos cuenta la historia de dos excéntricos personajes.
Había resultado que Tijón, hijo de un modesto dependiente, era fino tanto en sus gustos como en su carácter. Amable y delicado. La naturaleza le había dado estas características pero, también le daba carne podrida y repollos pasados.La mansa - Dostoievski - Un prestamista ya mayor se casa con una joven huérfana... queriendola "salvarla" de un matrimonio arreglado, transforma la que seguramente sería una desgracia rápida en una lenta y tortuosa.
Direis que yo era un usurero. Todos lo dicen. ¿Y qué hay con eso? Sus motivos tendría el más noble de los hombres para hacerse prestamista, porque los ideales existen, señores. Si uno tiene un ideal y lo quiere expresar verbalmente, produce un impacto muy ridículo (...)Amorcito - Chejov - Interesante y muy buen relato de la vida de una mujer que no vive para sí, sino a través de los demás.
Era evidente que no podía pasar siquiera un año sin cariño y que encontró su nueva dicha en un ala de su propia casa. A otra mujer en su lugar la hubieran juzgado con severidad, pero nadia podía pensar mal de Oleñka, pues todo era muy claro en su vida.La muerte de Iván Ilich - León Tolstoi - Más que cuento esta es una novela corta. El título no deja lugar a dudas sobre el descenlace, pero por si acaso, Tolstoi ya comienza por el entierro mismo de Ilich, y solo luego comienza su historia. Muy buena narración, que nos sumerge en los pensamientos de Ilich, mientras con sufrimiento afronta la enfermedad que, sospecha cada vez más, le cobrará la vida.
Al estar lejos de su trabajo Iván Ilich sintió por primera vez en su vida no solamente hastío sino una desesperación intolerable que lo llevó a decidir que la situación era insostenible y que por lo tanto se imponían urgentes medidas.
3 comentarios:
Uf, cuando coges carrerilla con los post no hay quien te pille! Enhorabuena por tu constancia y porque siempre siempre haces comentarios/recomendaciones/reflexiones interesantes. Un saludo desde Almería.
Gracias Elena! La constancia cuesta un poco, pero después da gusto mirar atrás y tener algún registro de algunos de todos los pensamientos que revolotean por la mente...
La verdad que la literatura rusa en general, hasta donde llega mi escasa lectura, de alegre no tiene nada. Tal vez algo de Chejov, pero tampoco alegre alegre. Más bien oscila entre lo nostálgico y lo dramático, incluso con ribetes operísticos.
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